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  • Foto del escritorClara Cabrera

Sergio Meliá: “Lo que llamamos ‘talento’ no es más que constancia y horas de trabajo”

El ilustrador castellonense que pasó de pintar el suelo de su casa a llenar salas con sus

cómics


Clara Cabrera. Castelló


Sergio Meliá Borrás. Ilustrador.


Curioso y tradicional. Así se define el ilustrador Sergio Meliá Borrás. Nacido en

Castelló en 1964, se ha dedicado a dibujar durante toda su vida, centrándose

especialmente en el género de las historietas. No siempre ha tenido claro que quería

trabajar de la ilustración pero ya de pequeño utilizaba el suelo de su casa como lienzo.

Su hermana estudiaba magisterio y las tizas que ella traía, las rebautizaba como

pinceles. Actualmente Meliá tiene una exposición de cómics en el Museo de Bellas

Artes de Castelló.


Aunque siempre ha dibujado, no fue hasta EGB (Enseñanza General Básica) cuando

empezó a tomárselo más en serio y a practicar más. “Tenía un compañero que dibujaba

y me entró el gusanillo de probarlo a raíz de verlo a él”, cuenta el castellonense. A partir

de ese momento empezó a aprender de forma autodidacta hasta el día de hoy. Según

afirma Meliá fue “una cosa progresiva”.


La curiosidad es la característica más destacada del ilustrador y de hecho, él mismo

considera que eso es lo que más le diferencia del resto de sus compañeros del sector. “El

sentido de la curiosidad es muy importante porque te abre la mente a la hora de mirar a

tu alrededor y coger ideas”, afirma el artista. Y es que Meliá analiza su entorno

constantemente hasta el punto de que, según cuenta riéndose, un día fue con su hijo a la

feria y mientras el niño se subía a una atracción, él se puso a analizar las ruedas de la

noria y a imaginarse como quedarían estas dibujadas sobre el papel. “No estaba

dibujando, pero mi cabeza no descansa”, añade.


Y justo ese constante interés fue lo que le llevó a conseguir su primer encargo con 18

años. Fue en ‘Cicerón’, una revista local que hablaba de la ciudad de Castelló y de

fútbol. Meliá conocía a un hombre que escribía para el medio y gracias a eso consiguió

publicar su primera tira allí. Pero un trabajo que el ilustrador recuerda con especial

cariño y orgullo es “Una buhardilla en París”. Se trata de un álbum que realizó para

Bélgica cuya producción es íntegramente suya.


Aunque el castellonense se ha labrado una buena carrera, sus inicios fueron

complicados debido a su contexto. Su familia le apoyó en todo pero Castelló era una

ciudad pequeña y en su época irse a Valencia a estudiar no era “tan fácil, ni tan común”

como ahora. A esto se sumó el pensamiento que le inculcó su madre de que la gente

autodidacta tenía mucho valor. “Se me juntó la dificultad de encontrar a alguien que me

enseñara aquí y ese pensamiento mal adquirido de mi madre”, cuenta el castellonense.

Pero Meliá no se rindió y empezó a aprender a base de mirar a otros. Se compraba

revistas que le interesaban e intentaba copiar las ilustraciones que estas incluían. Más

tarde conoció a otros dibujantes de la zona con los que incluso llegó a publicar una

revista. “Como todo en la vida, es muy importante conocer gente”, recalca el ilustrador.


Otro tema que a Meliá le ha tocado de cerca es la precariedad laboral del sector de la

ilustración. “Desgraciadamente la industria del cómic en España está muy mal pagada”,

afirma el castellonense. Añade que ese ha sido el motivo principal por el que ha

rechazado encargos, porque le cuesta más pagar el material que utilizará que su propio

sueldo. Respecto a las herramientas de trabajo, las que más utiliza el ilustrador son las

que él define como “tradicionales”. Dentro de este concepto incluye lápices de madera,

acuarelas y papel en físico. “Me siento más cómodo con los materiales que he utilizado

desde siempre, aunque también me gusta probar cosas nuevas”, añade el artista.


Meliá no es el único ilustrador al que le ha tocado probar nuevas herramientas ya que la

propia industria del cómic se ha reinventado por completo. El formato digital está

invadiendo todos los sectores y este no es una excepción, aunque el papel prevalece.

Tras preguntarle sobre la situación del cómic en España el castellonense afirma que es

cuestión de lógica que las historietas en físico desaparezcan por el espacio que ocupan y

la comodidad que supone subir contenidos a la red. Sin embargo, el artista mantiene la

esperanza de que al papel todavía le quedan unos años. “Muchas veces he comentado

con mis compañeros de sector que al papel le quedaban 5 años. Pero eso lo dije hace

10”, comenta el ilustrador entre risas. También afirma que al final el que consume el

contenido es el público y este se va adaptando a las nuevas tendencias, que en este caso

son los formatos digitales.


Pero para el castellonense hay 2 aspectos a la hora de dibujar que importan mucho más

que los formatos, y esos son la diversión y la valentía. Por un lado, destaca que para

aprender, al principio hay que saber fluir, fallar y reconocer los errores. Respecto a la

valentía, opina que la gente le tiene un cierto respeto al dibujo que les impide al menos

probarlo. “A las personas no les da vergüenza tocar una guitarra cuando no saben

hacerlo, pero tú deja un papel y un lápiz en una mesa y comprobarás que nadie se atreve

a dibujar un par de líneas”, relata el ilustrador. Piensa que todo el mundo empieza con

miedo, pero es parte del proceso aprender a soltarlo.


Si tuviera que dar algún consejo a alguien a la hora de empezar en este oficio Meliá les

diría que “no hay otra cosa que cabezonería”. Destaca que la constancia es lo más

importante a la hora de formarse. Como ejemplo utiliza a Mozart. Este no nació siendo

pianista, sino que lo consiguió a base de práctica. “Lo que llamamos ‘talento’ no es más

que constancia y horas de trabajo”, asegura el artista. La cabeza de Meliá nunca deja de

funcionar y siempre está trabajando en nuevas ideas y proyectos. Cuenta que una vez le

faltaba un dibujo por colorear y dio con los colores adecuados en una propaganda de su

buzón. “La clave está en saber mirar”, añade.


Curioso, tradicional, constante y observador. Esas serían las palabras con las que

describiríamos al ilustrador castellonense Sergio Meliá.



"Une Mansarde á Paris"

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