La obra de teatro aborda el conflicto de identidad personal y sexual de un joven marginal que busca la aceptación
Víctor Palmero en Johnny Chico. TEATRO LARA.
Stephane Magalhaes. Castelló
¡Eh, Johnny! ¡Johnny! Así arranca Johnny Chico, una emocionante obra de teatro sobre la libertad y la aceptación personal escrita por el poeta y dramaturgo australiano Stephen House. La obra, protagonizada por Víctor Palmero, se estrenó por primera vez en Canberra (Australia) en el año 94 y llegó el pasado 6 de noviembre a la Casa de la Cultura de la localidad de Almassora casi 30 años después.
Tras la muerte de su madre, ser abusado sexualmente por su tío cuando todavía era un niño y sufrir los maltratos por parte de su padre alcohólico, Johnny desarrolló una personalidad de tipo duro, marcada por malas compañías, drogas, palizas y mucho sexo. Pero, resulta que detrás de ese chico malo con una adolescencia homófoba y machista, hay una persona que no se conoce a sí mismo.
Víctor Palmero interpretando a Johnny Chico. TEATRO LARA.
Johnny Chico (título original: Go by night) es un monólogo teatral que profundiza en el conflicto de identidad personal y sexual que vive Johnny, un chico marginal que trata de sobrevivir en una gran ciudad tras salir de su pueblo, huyendo de la violencia familiar y la incomprensión. Desgraciadamente, al igual que Johnny, muchos otros individuos sufren cuando su interior no coincide con su exterior.
Víctor Palmero (Onda, 1989) es bastante conocido por dar vida al personaje transexual de Alba Recio en la famosa serie española “La que se avecina”, donde nos ha hecho llorar de la risa a todos, además de otros grandes trabajos cinematográficos y escénicos por los que ha recibido varios reconocimientos. Ahora, abandona la comedia para meterse de pleno en la piel de Johnny, un chico enamorado de su mejor amigo, con quien sale a cazar a ‘maricones a los que silenciar a base de golpes’.
Sobre las tablas de la sala principal de la Casa de la Cultura de Almassora, que estaba casi repleta para la función, con un público asistente muy variopinto, Víctor Palmero se dejó la piel con una clase magistral de interpretación y llena de ritmo, logrando transmitir a la perfección la inseguridad, la fragilidad y la sensibilidad del personaje.
El intérprete, en su primer monólogo teatral, da vida a cerca de una decena de personajes: el protagonista y todos aquellos que interactúan con él. Y, con tan solo un actor, la obra consigue crear el retrato de una sociedad reprimida y homófoba, igual a la que vivimos actualmente. El actor ondense se mete a corazón abierto, ofreciendo un espectáculo convulso, con una actuación maravillosa y cargada de una energía desbordante.
Con la dirección de Eduard Costa y la producción ejecutiva de Coque Serrano para la compañía valenciana Moriarty & Holmes, el monólogo nos hace viajar por una montaña rusa emocional durante los casi 85 minutos de su duración: crudeza, ternura, humor, tristeza…, pero, sobre todo, nos da una lección sobre la dificultad de la búsqueda de la identidad por las personas homosexuales en un contexto tan violento y hostil.
Víctor Palmero interpretando a Johnny Chico. TEATRO LARA.
El monólogo representa la supervivencia en un camino repleto de obstáculos, marcado por la búsqueda de la identidad personal y sexual. El intérprete, a un ritmo verdaderamente frenético, demuestra una gran versatilidad interpretativa, al alcance de muy pocos artistas. Víctor Palmero se transforma en los distintos personajes con una gran calidad de movimiento, con una transición lenta, pero sin entorpecer el ritmo del monólogo.
Cada dos días, una persona homosexual es asesinada por actos vinculados a la homfobia. El pasado 4 de noviembre, un hombre de 40 años insultó a otro hombre por su condición sexual y, acto seguido, le inmovilizó por la espalda y le hizo dos cortes profundos en el cuello con un objetivo afilado y punzante. Y Johnny Chico es una víctima más de estos comportamientos que vemos y escuchamos cada día en los telediarios.
Más de 25 años más tarde, por desgracia, la temática de la obra todavía está vigente. Johnny es una historia más de alguien que trata de subsistir a la sociedad que le rodea, aunque no encaje en ella. La historia, contada desde la honestidad y la sinceridad, es dura y cruel, pero también es actual y realista. Johnny Chico es una obra que invita al espectador a reflexionar, más que tratar de entretener y divertir.
SINOPSIS
Levantarse cada mañana pensando que no hay futuro es una sensación que hoy en día asoma al pecho de muchos y que condiciona la vida de Johnny Chico, el protagonista de esta emocionante pieza del autor australiano Stephen House. Un valiente monólogo que trata el conflicto de identidad personal y sexual que vive un joven marginal, que trata de subsistir en una gran ciudad recién llegado de un pueblo, escapando de la violencia familiar y la incomprensión. Pinceladas de ternura, humor, crudeza y emoción, pero sobre todo de realidad, componen esta obra en la que Víctor Palmero da vida a cerca de una decena de personajes: el protagonista y todos aquellos que interactúan con él.
¿Es posible hacer coincidir lo que eres por fuera con lo que eres por dentro? En Johnny Chico no hay concesiones, ni tampoco perdón. Es sólo una historia más de un chico que no cuadra en la realidad en la que vive, ni en el cuerpo en el que convive; pero que, aún y así, trata de sobrevivir al mundo que le rodea a pesar de no encajar en el mismo y busca lo mismo que, en el fondo, buscamos todos: ser amado y aceptado.
Una oda fuckgender en lucha contra la LGTBIQ+ fobia… “porque no importa en absoluto quién eres o lo que llevas puesto; lo que quiere que seas: él o ella, hombre o mujer… porque al final TODX es lo mismo cuando te desnudas”.
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