Pablo Garcés. Castellón
Lo poco gusta y… lo mucho cansa. Mil veces lo habrá repetido mi abuelo frente a la televisión. “¿Este no lo hemos visto ya?” habrá preguntado otras tantas veces. Lo cierto, es que unos años después entiendo por qué lo decía.
Mi hermana, 4 años menor que yo, era la dueña del salón en el turno de tarde, durante muchísimo tiempo Bob Esponja vivió entre nosotros. Mi abuelo pensó que habíamos visto todos los capítulos habidos y por haber, pero nada más lejos de la realidad. En este 2022 el dibujo que vive en una piña debajo del mar ha sacado su decimotercera temporada y nada hace pensar que será la última.
Otros clásicos de nuestras tardes en casa han seguido caminos parecidos. En estos dos últimos meses del año 2022 ha visto la luz la decimonovena entrega de Anatomía de Grey. Los Simpson ha sacado hacia las pantallas su trigésimo cuarta entrega, mientras que la televisión española en abierto todavía empezaba a emitir la anterior. Precisamente, hablando de televisión española, la comedia superventas La Que Se Avecina comenzaba a ofrecer en pantalla su decimotercera temporada, su hermana mayor, Aquí No Hay Quién Viva constó de cinco.
Hoy por hoy, parece una locura iniciar uno de estos productos desde su capítulo 1. Demasiado camino por recorrer. Si alguna vez consumiste alguna de estas series y tu objetivo es reengancharte te deseo mucha suerte, probablemente hayas olvidado tanto como lo que te quede por ver.
Esto último nos aboca a creer que la única forma de que consumas la serie como producto completo es llevándola al día y ,teniendo en cuenta que algunas de estas series llevan en pantalla desde hace más de dos décadas, la productora de estás series deberían premiarte como uno de los seguidores más fieles del planeta.
Estas y otras series se van al limbo donde van todas aquellas series que de manera desordenada e inconexa te ofrece la televisión en abierto. Consumí durante muchísimos años The Big Bang Theoryy debó confesar que nunca supe como terminó. Además, más allá del desapego que me producen las series infinitamente largas como consumidor, me dejan la sensación de que en muchos casos se degrada el valor artístico de cada uno de estos proyectos.
Algunas se estiran tanto en el tiempo que acaban cambiando de guionistas y equipo de producción numerosas veces, se pierde esencia y se dificulta lograr una serie realmente redonda, de narrativa coherente y apetitosa para el gran público.
Ojo, la crítica nunca irá dirigida hacía aquellas series que sí supieron alargar sus tiempos. Todavía hoy me cuesta reconocer que perdí la fe en Vikingos, pero que la narrativa me volvió a capturar. La crítica va para aquellas producciones que decidieron crear productos incompletos, liosos, sin gracia o con formatos ya gastados con el único cometido de seguir haciendo rodar la rueda de las grandes series que han ocupado nuestras vidas durante muchísimo tiempo. Frenar a tiempo y saber dar un buen cierre a una serie será dificilísimo, pero es muy satisfactorio para el consumidor.
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